El único despacho de abogados especializado en la Ley de Segunda Oportunidad que te acompaña durante todo el proceso de eliminación de deuda.
¿En qué situación te encuentras ahora mismo?
Eres empresario y…
Como administrador de sociedades avalaste con tu patrimonio personal los créditos de tu negocio, y tras hacer fallida la empresa, los bancos ejecutaron tu patrimonio personal.
Desde entonces no levantas cabeza y no eres capaz de salir del bucle en el que te metiste en su día.
Crees que ya no hay solución para ti.
Eres consumidor y…
Has contratado algún préstamo de consumo con algún banco o financiera de créditos rápidos para pagar tus gastos personales, y ha llegado un punto en tu vida en que no puedes devolverlo.
Por eso, han ejecutado tu patrimonio personal o están a punto de hacerlo.
Tienes una preocupación enorme por tu futuro y piensas que no hay salida.
Es el momento de romper el bucle y de eliminar tu deuda para siempre.
Si te estás preguntando por qué Más Valor Abogados y no otros, te vamos a dar unas cuantas razones:
Somos el despacho de abogados pionero en la Ley de Segunda Oportunidad en España.
Hemos interpuesto procedimientos a lo largo y ancho del territorio español desde que la ley entró en vigor, y hemos sumado más de 200 procedimientos con todas las casuísticas posibles.
Hemos conseguido hasta 10 millones de euros exonerados a nuestros clientes.
Personalizamos nuestro servicio en función de tu caso y nos adaptamos a tu problemática particular, es la única manera de asesorarte y llevar tu caso con éxito.
Después de años de embargos, es posible cancelar las deudas que has venido arrastrando.
No lo decimos nosotros, te lo cuentan Lorena y Javi:
Lorena y Javi: una familia sin deudas
Cuando una amiga me comentó que Claudia y su equipo de Mas Valor Abogados podían solucionarme el problema de mis deudas, fui bastante escéptica.
Llevábamos años arrastrando los 60.000€ del sobrante de la hipoteca, que nos quedó por pagar tras entregar el piso al banco.
Además, debíamos otros 20.000€ en préstamos de consumo que contratamos para poder comer y enviar a nuestras dos hijas de 9 y 12 años al colegio. Evidentemente, con este cuadro financiero doméstico, es comprensible que no nos lo creyéramos. De hecho, nuestra incredulidad permaneció a lo largo de los dos años de procedimiento, alargado por el colapso judicial provocado por el COVID.
Y de repente nada. Esto es lo que debíamos a los bancos: NADA. Todo quedó cancelado por el juez al comprobar que éramos deudores de buena fe, y que nuestra única culpa fue quedarnos sin trabajo con una hipoteca que amortizar y unos hijos que alimentar.
